Electric Dress: un estudio del desarrollo y el ser consumido
Electric Dress: un estudio del desarrollo y el ser consumido
Por: Catalina Silva Correa
El vestido eléctrico o Denkifufu de Tanaka Atsuko es una de las piezas que hizo parte de la Segunda exposición de arte Gutai. Este artefacto es una instalación y performance en la que se experimenta y combina la tecnología y el traje. El vestido eléctrico de 1956 demuestra el principio del grupo Gutai de romper barreras y convecciones del arte. Gutai se guiaba por el mantra “haz lo que nadie ha hecho antes”, por lo cual el grupo creó una amplia variedad de trabajos experimentales en múltiples medios desde obras interactivas, performance, tecnología, instalaciones y composiciones abstractas[1]. Considerando esto, es posible notar la inspiración y el carácter experimental que tiene el artefacto de Tanaka Atsuko.
La obra consta de alrededor de doscientos bombillos y tubos que fueron pintados de diferentes colores con pintura de esmalte. Por otro lado, estos fueron organizados y ubicados de manera que conforman una prenda que la artista usaría en la exposición. El traje y las conexiones que permiten que este se ilumine fueron creadas por Tanaka y un electricista, quienes crearon un circuito que generaba que el vestido parpadeara secuencialmente. La velocidad de las señales aumentaba hasta alcanzar niveles que Tanaka calificó de «incesantes y caóticos”.[2] Así bien, notamos que la manera en la que el traje brilla y se ilumina es intencional, un aspecto que se analizará más adelante. Por otro lado, se deben considerar las dimensiones de la composición, el traje mide 165 x 80 x 80 cm, esto indica que es de la altura de una persona promedio y cubre por completo a quien lo porta[3]. Es inevitable notar la manera en la que los cables de los bombillos se entrelazan y combinan añadiendo una dimensión extra a la obra, pues estos se esparcen y alargan el traje.
Otro aspecto mencionado anteriormente son los colores de los bombillos y la manera en la que al encender el artefacto estos alumbraban una gran variedad de tonalidades y matices. Las fotos a color de este artefacto y de la exhibición demuestran la manera en la que el traje de Tanaka Atsuko era capaz de iluminar por completo el espacio, así como llenarlo de colores. Este uso de nuevos materiales y elementos en la composición es algo que era incentivado entre los artistas Gutai, pues este grupo buscaba salir de la mundanidad ligada al arte y crear obras fuera de lo común. El grupo Gutai desarrolló una metodología en la que la idea de pintar o crear quedaba en segundo plano ante la acción o el acto de crear y exponer nuevas formas de arte que quebraran o cuestionaran lo preestablecido.[4] En este orden de ideas, es una obra que va más allá de las limitaciones del arte.
La exposición de la obra es otro componente para resaltar pues, aunque la artista esté portando el vestido eléctrico, el peso del artefacto, alrededor de 50 kilogramos, sería demasiado para ser cargado por ella a lo largo de la exposición, por esto la obra cuelga del techo otorgándole un soporte adicional. El traje y su ubicación en la exposición nos comenta sobre los intereses artísticos de Tanaka Atsuko , esto se debe a que este está posicionado justo al frente de una pared, en la cual la artista colgó otras piezas de su autoría, tales como cuadros, dibujos e incluso planos del vestido eléctrico[5]. Esto demuestra su interés por la experimentación del arte bidimensional y tridimensional.
Esta instalación y performance es capaz de conectar con la audiencia al crear una sensación abrumadora al ver la pieza, pues las luces y colores impactan y enceguecen al público . Asimismo, se evidencia que esta misma estructura y las luces incandescentes engolfan a la artista durante el performance. Esto no es en vano, pues las luces neón y el patrón en el que se encienden y apagan es reminiscente del desarrollo económico que vivía Japón en la década de 1950, especialmente en Osaka, ciudad en la que Tanaka Atsuko creció y se desarrolló como artista. Según Namiki Kunimoto: Tanaka vivía en Osaka en 1952 en el momento de la ocupación estadounidense, a lo largo de este periodo la artista presenció el cambio de la ciudad, un aumento en la población por las mejoras en el transporte público, una mayor comercialización del cuerpo de la mujer en los medios de comunicación, un fuerte progreso industrial y nuevos tipos de arte emergente. Durante este periodo, la ciudad se desarrolló más rápido que Tokio y consolidó su posición como gran centro industrial.[6] A partir de este desarrollo y un gran flujo de personas a la ciudad, así como el uso del tren para el transporte masivo de personas y objetos, Tanaka toma inspiración de este modernismo para trabajar una obra que genere el mismo impacto que este desarrollo acelerado y descontrolado generaba en ella. Las luces intermitentes y la sensación de desorden de Electric Dress ofrecen una metáfora del ajetreo y el bullicio de la ciudad, evocando vívidamente las redes de transporte que fueron fundamentales para la urbanización y el desarrollo económico de la posguerra.[7]
La obra también trabaja un símil que se relaciona con la pérdida del ser, pues este es consumido por los grandes cambios industriales. Esto se evidencia al observar a la artista que es consumida por la obra y a la cual no podemos ver cuando porta el traje de luces. Kunimoto menciona que el arte de Tanaka Atsuko no se encarga de enmarcar de manera positiva a un sujeto en medio de la modernidad inminente, en cambio revela una falta de fijeza en el sujeto, una sensación de incertidumbre sobre la fuerza y la presencia física del yo.[8] Así bien, este artefacto demuestra cómo la industrialización genera que el ser humano se aleje cada vez más de su identidad, convirtiéndose en una herramienta para la producción masiva.
De manera similar, esta idea también puede relacionarse con la pérdida de una identidad japonesa que busca asimilarse a una identidad occidental mucho más globalizada. Para la artista, la confección o creación de este artefacto imponía un sentido de lo occidental. Era inminente que la moda, y la moda en Japón, se ajustara a una visión occidental ligada a reconocidas actrices como Marilyn Monroe. Por esto, Tanaka expuso con Electric Dress cómo el traje se había convertido tanto en jaula como en armadura para la forma femenina,[9] dado que la sociedad japonesa empezaba a ver este tipo de mujer como el único arquetipo adecuado para las mujeres de la sociedad, alterando así la identidad femenina y las tradiciones japonesas. En este orden de ideas, este artefacto es un análisis de la forma en la que la sociedad impone una forma de vestimenta que se aleja de la identidad japonesa. Efectivamente, el traje traduce la presencia de Estados Unidos y occidente en el territorio.
Ligado a lo anterior, este artefacto también indaga en el cuerpo femenino y el constante uso de este en los medios de comunicación en la época de 1950. Según Mizuho Kato muchos de los artistas Gutai deseaban explorar el cuerpo en las situaciones de la vida cotidiana[10]; Tanaka Atsuko busca analizar la experiencia del cuerpo en medio de un mundo que evoluciona y se transforma en algo moderno y tecnológico. Las luces intermitentes generan que la figura de la artista cambie y se altere, desafiando la manera en la que el cuerpo femenino era comprendido para la época. Elise Tipton comenta que, durante este tiempo, los medios de comunicación buscaban reevaluar la visión de la mujer moderna, una mujer con el pelo corto, maquillaje y una imagen pública. Estas mujeres eran vistas como una amenaza a la moralidad y por esta razón los medios de comunicación buscaban bombardear a las usuarias con una imagen mucho más reservada y pulcra[11]. El vestido eléctrico irrumpía en esta perspectiva e imposición sobre el cuerpo femenino. A medida que se disparaba la visibilidad de los cuerpos femeninos utilizados en la publicidad, ofrecía una visualización alternativa del cuerpo femenino, que se alejaba del constructo de los cuerpos comercializados y se abstenía de empoderar un cuerpo sexualizado. En cambio, apoyaba la idea de un cuerpo cotidiano, sumergido en la modernidad y la industrialización.
En suma, Denkifuku o Electric Dress de la artista japones Tanaka Atsuko es una exploración de la inminente llegada de la modernidad a Japón. Es una instalación y performance que indaga en un cambio de tiempo, una sociedad que está en una situación de evolución y desarrollo, y lo impactante que puede llegar a ser para los miembros de una sociedad. En efecto, el artefacto utiliza las luces como un símbolo de la industrialización, movimiento y cambio, utilizando los colores y el calor que emiten los bombillos para exponer estas transformaciones impuestas en la sociedad. Podría decirse que esta es una manera de asimilar esta evolución y darle su propia perspectiva. Así bien, es una obra que busca comprender a Japón como una nación en constante movimiento y desarrollo, que desea ser visibilizado y reestructurar cómo es visto.
Por otro lado, la obra también expone ese sentimiento de confusión y bullicio que genera la modernidad, pues el titilar de las luces emula lo que sucedía en las grandes ciudades de Japón que se enfrentan a la industrialización. Esto con el fin de ahondar en la identidad del japonés que se enfrenta a una sociedad cambiante. Los espectadores se enfrentan a una figura que ilumina y desaparece; una visión que se relaciona con la pérdida del ser al enfrentarse con una sociedad que lo emplea como una herramienta para producir y generar ingreso.
El cuerpo femenino también es una parte esencial de la obra, pues la artista busca visibilizar cuerpos que no son presentados en los medios de comunicación. Se aleja de la sexualización de la mujer e invita a que esta sea vista como un individuo. Asimismo, explora el traje desde una perspectiva que indaga en la idea de lo occidental y lo oriental, ya que es creado y modificado por la misma artista sin remitirse a las tendencias de occidente. Explora cuerpos que desean hallar una identidad en medio de una temporalidad de diáspora y que se pierden en medio de cambios y desarrollo desenfrenado y tumultuoso.
Considerando lo anterior, este artefacto indaga sobre la modernidad y sobre la identidad de las personas que se enfrentan a las transformaciones ligadas a esta. Por medio del traje y la obra de arte, la artista comenta sobre cada una de las identidades que se ven afectadas con el desarrollo y cómo estas transformaciones aturden al ser. Así mismo, explora su identidad como artista, al trabajar nuevas técnicas y materiales que generan intriga en su obra y en lo que quiere decir con esta.
Bibliografía
Kato, Mizuho. “Searching for a Boundary”. En Atsuko Tanaka: Search for an Unknown Aesthetic, 1954-2000, traducido por Simon Scanes y Keiko Shiraha. Ashiya: Ashiya City Museum of Art and History, 2001.
Joan Kee. “Situating a Singular Kind of ‘Action’: Early Gutai Painting, 1954-1957”. Oxford Art Journal, no. 2 (2003): 123 – 140. https://www.jstor.org/stable/3600393.
Kunimoto, Namiki. “Tanaka Atsuko’s Electric Dress and the Circuits of Subjectivity”. The Art Bulletin, no. 3 (September 2013): 465 – 483.
Guggenheim Museum, “Gutai: Splendid Playground” video, 1:10, consultado el 25 de abril de 2024, https://www.youtube.com/watch?v=NY25hyMx8z0.
Tipton, Elise. “Contested Spaces of Modernity in Interwar Japan”. En Being modern in Japan, editado por Elise Tipton y John Clark, 119-36, Hawaii: Fine Arts Pr, 2000.
[1] “Gutai: Splendid Playground” Guggenheim Museum, video, 1:10, consultado el 25 de abril de 2024, https://www.youtube.com/watch?v=NY25hyMx8z0
[2] Namiki Kunimoto, “Tanaka Atsuko’s Electric Dress and the Circuits of Subjectivity”, The Art Bulletin, no. 3 (September 2013): 467.
[3] Namiki Kunimoto, “Tanaka Atsuko’s Electric Dress and the Circuits of Subjectivity”, 455.
[4] Joan Kee, “Situating a Singular Kind of ‘Action’: Early Gutai Painting 1954-1957”, Oxford Art Journal, no. 2 (2003): 126. https://www.jstor.org/stable/3600393.
[5] Namiki Kunimoto, “Tanaka Atsuko’s Electric Dress and the Circuits of Subjectivity”, 466.
[6] Ibid, 468.
[7] Ibid, 469
[8] Ibid, 468.
[9] Ibid, 473.
[10] Mizuho Kato, “Searching for a Boundary,” en Atsuko Tanaka: Search for an Unknown Aesthetic, , 1954-2000, trans. Simon Scanes and Keiko Shiraha (Ashiya: Ashiya City Museum of Art and History, 2001).15-25.
[11] Elise Tipton, “Contested Spaces of Modernity in Interwar Japan” en Being modern in Japan, editado por Elise Tipton y John Clark, 119-36. (Hawaii: Fine Arts Pr, 2000.)