Entre el arte y la ciencia: el valioso rol de acuarela en la ilustración científica de aves analizado a partir de la obra de Hector Giacomelli
Entre el arte y la ciencia: el valioso rol de acuarela en la ilustración científica de aves analizado a partir de la obra de Hector Giacomelli
Por Laura Helena Zamudio Garzón
El arte y la ciencia normalmente son concebidos como mundos totalmente lejanos. No obstante, resulta sugerente pensar en las múltiples relaciones que puede haber entre estas dos ramas del pensamiento humano. En ese sentido, una unión o convergencia entre arte y ciencia se revela por medio de la ilustración científica, donde la acuarela, sin duda, ha sido un material fundamental para la representación de la naturaleza. Así, habiendo diversidad de acuarelas con ilustraciones variadas para analizar, será protagonista en este texto la obra Una Percha de Pájaros del artista Hector Giacomelli, producida aproximadamente en el año 1880. Además, dedicar un espacio al análisis de la obra de Giacomelli permite también resaltar la importancia que ha tenido la técnica de la acuarela en la ilustración científica en estudios de aves.
A manera de contexto, acuarelista y dibujante con una maestría destacable, Hector Giacomelli fue un artista francés nacido en París en el año 1822. Como señala la revista del siglo XIX The Aldine, Giacomelli creció en París y tuvo su taller en la calle de Rue Duplessis, cerca de Versalles [1]. Usualmente, las obras que se conocen de Giacomelli están compuestas por flores, insectos y aves, en donde mantiene la delicadeza y precaución de cada detalle. Además, el artista parisino tuvo la oportunidad de ilustrar revistas y parte de estas están conservadas por el Museo Rijks, en Ámsterdam, Holanda[2]. A pesar de que la elección del porqué la acuarela fue la técnica con la cual Giacomelli se dedicó a trabajar no es muy clara, esta da cuenta de su talento para dominar un medio versátil que no fue suficientemente valorado a lo largo de la historia del arte. Por esta razón, Giacomelli no tendrá un reconocimiento mayor que le permita posicionarse como un gran acuarelista, puesto que, por un lado, la acuarela no tenía el mismo estatus que el óleo y, por el otro, su producción de obras de arte no fue realmente numerosa.
Para comenzar, realizada con un nivel de detalle deslumbrante, Una Percha de Pájaros es una obra hecha a finales del siglo XIX, en Francia, con la técnica de acuarela y grafito sobre papel. En ese sentido, las dos técnicas distintas de este trabajo le permitieron al acuarelista crear una obra de arte con tintes científicos realmente maravillosa. Por un lado, la utilización de grafito en la obra le permitió al artista tener un boceto o sketch sobre lo que quería representar. Particularmente, la delicada forma de las siluetas de las aves y de la base en la que se sostienen están hechas con un grafito fino que permite delimitar espacios, plasmar y pensar toda una composición antes de empezar a utilizar el medio acuoso. Por otro lado, la acuarela en esta obra no solo le aporta vida a las aves representadas a través de los diferentes colores que las componen, sino que también permite alcanzar un nivel de detalle en cada una de las partes de papel haciendo que el trabajo tenga un aura de precisión y veracidad.
Como parte fundamental de la descripción visual de los pájaros en esta pieza, las acuarelas, cada una con sus múltiples tonalidades y diferentes pigmentos, permiten un acercamiento a los “colores reales de las aves”[3]. Así, sería posible pensar en que la variedad de tonos que utilizó Giacomelli hizo parte de las ya iniciadas producciones comerciales de este material. Como indica Richard McKinstry en uno de sus escritos sobre este método de pintar en Francia, el azul cobalto y el amarillo cromo, por ejemplo, fueron descubiertos e industrializados a inicios del siglo XIX[4]. Estos dos colores fueron utilizados por Giacomelli en el plumaje de ciertos pajarillos, de tal modo que su trabajo es una muestra, además, de la industrialización de una técnica. Concretamente, las dos aves al lado izquierdo de la Figura 1 exponen la utilización de un probable azul cobalto. Asimismo, la parte superior de la cabeza del pájaro inmediatamente ubicado al lado de los dos anteriores denota un uso de lo que podría ser amarillo cromo.
Entremezclándose con la ilustración científica, en esta obra se puede observar una variedad de pequeños pájaros aferrados a un palo largo que los sostiene a todos. Veinticuatro aves de diferentes especies y con tamaños distintos, comparten el espacio e interactúan entre sí de manera natural. Por ejemplo, podemos ver como entre ellos se quieren comunicar, otros rascándose el plumaje o también curiosos observando su entorno. Además, se hace visible que entre las diferentes especies están intercalados, siendo esto evidente por las diferencias de colores entre los plumajes. Pasando de tonos fríos y tenues como el azul cielo o el gris, a colores cálidos como el rojo y el amarillo, las aves van componiendo una especie de sinfonía con sus trajes distintivos.
En concordancia con lo anterior, es preciso resaltar que la descripción en la ciencia es una herramienta imprescindible para la investigación del mundo y que “antes del invento de la fotografía en el siglo XIX los estudiosos del mundo natural que quisieran mostrarle a otros la imagen visual de una planta, un animal, una roca, un fósil o cualquier espécimen observado por ellos tenían que recurrir a dibujos y pinturas.”[5] En ese sentido, la descripción visual de la naturaleza por medio de dibujos o acuarelas se convierte en un importante método para transmitir, almacenar y plasmar objetos de estudio. Así, Una Percha de Pájaros es una obra que materializa animales pertenecientes al entorno natural sin descontextualizarlos de su esencia puramente natural. En la medida en que sus poses y comportamientos parecen ser orgánicos e innatos, los pájaros son representados conservando sus características. Sumado a lo anterior, la representación mimética de la diversidad de aves en esta obra da cuenta de una cualidad especial de la que Giacomelli era poseedor. Esta cualidad, que sin duda es indispensable en las ciencias, es ser un observador atento. Precisamente, la mirada minuciosa lleva al francés a plasmar en la superficie de la hoja cada pequeña pluma, gesto y color que hacen parte de los pájaros. De esta forma, entonces, la mirada cuidadosa y concentrada del artista se convierte en uno de los elementos principales para que la descripción visual de los seres en estudio sea lo más exacta posible.
Aunque no se pueda catalogar esta acuarela como una ilustración netamente científica, puesto que no hay un contexto suficientemente amplio que permita saber si fue hecha para un estudio de aves, sí es posible identificar en ella la estrecha relación entre la representación de la naturaleza con el medio de la acuarela. Esta obra en particular permite evidenciar el cuidadoso trabajo que exige la ilustración de aves en acuarela en tanto que su uso, llevado a un nivel magistral, acerca a los espectadores a tener una idea casi que tangible de los animales. De esta manera, es pertinente resaltar, como bien lo aclaran Córdoba y Múnera, que “En la ornitología la ilustración ha sido muy importante, pues siendo las aves nuestro tema de estudio tan visual, no es para menos que los ornitólogos y aficionados a las aves estemos acostumbrados a ver una muestra pictórica en forma de ilustraciones o fotografías, cuando no podemos ver el espécimen directamente en la vida real”[6]. Teniendo en cuenta lo anterior, entonces, surge la necesidad de representar los diferentes especímenes para su estudio visual.
Ahora bien, la acuarela como aliada para representar aves, entre otras especies animales y vegetales, permite llegar a niveles de exactitud y mímesis que hacen que la ilustración científica cobre un valor fundamental. De hecho, no solo la acuarela por sí misma sino las decisiones estéticas que hay detrás de la obra constituyen el resultado de la composición final. Así pues, tomando como ejemplo el caso de la artista Carolina Rojas, “en cada ilustración lo que para Carolina son trazos, manchas y difuminaciones se convierten para los ornitólogos en plumas, patas y comportamientos de la especie”[7]. Entonces, al igual que Rojas, Giacomelli, más allá de ser científico, cumple un rol importante en plasmar en el papel decisiones estéticas que favorecen el entendimiento de las aves desde su posición como artista. Por ejemplo, no es fortuito, y menos en la técnica de la acuarela, que pinceladas suaves se crucen unas con otras generando así nuevos colores en el plumaje de los pequeños pájaros. También, las pinceladas cortas en el papel que hizo el artista francés crean plumajes tupidos y casi reales de las aves. Del control no solo de la composición estética sino también de la acuarela misma que se expande por la superficie, va a depender qué tan exacto sea el resultado de lo que se quiera representar.
Así las cosas, Giacomelli hasta el momento ha demostrado ser un maestro de la acuarela en el mundo de la representación ornitológica en virtud de que su obra es cuidadosa, mimética y prolija. Como él, varios artistas a partir del siglo XVII empezaron a incursionar en el mundo de la ilustración de aves. De ahí que la exposición Birding at The Met: A Selection of Drawings and Prints en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York sea, al igual que el presente comentario, un reconocimiento a ciertos artistas con estudios de estos pequeños animales. Esta muestra realizada por el Met relata que
“Durante la segunda mitad del siglo XIX, los estudios sobre la naturaleza se convirtieron en parte integrante de las academias de arte y diseño de toda Europa. Para alejarse de los vocabularios arquitectónicos de los estilos de la época histórica, las formas, los colores y las texturas de los animales y las plantas se convirtieron en una importante fuente de inspiración para las artes decorativas”[8], y en este punto recuérde que Giacomelli también ilustró revistas con dibujos, “decorándolas”.
A vuelo de pájaro, esta exposición es una breve recopilación de obras de arte cuyo fin busca que el espectador entienda el rol de las aves en el proceso creativo y de inspiración para los artistas desde el siglo XVI hasta el presente[9]. Pese a que la obra de Giacomelli no hace parte de la exposición en el museo neoyorkino, quizá por su falta de reconocimiento, sería acertado decir que Una Percha de Pájaros cumple con cualidades tanto técnicas como temáticas de obras que sí están expuestas. Por ejemplo, una pieza hecha por el artista francés François Levaillant (figura 2) delata esa maestría en la práctica de ilustrar aves, tal como lo hace la de Giacomelli.
Para finalizar, escoger Una Percha de Pájaros como punto de análisis para entender la importancia del uso de la técnica de la acuarela en el estudio ornitológico no solo permite hacer una relación directa entre arte y ciencia, sino que también permite dimensionar que la acuarela como material ha sido una herramienta fundamental para el entendimiento del entorno natural. Además, trabajos como el de Giacomelli permiten elevar la técnica de la acuarela en tanto que en ella es posible ver niveles de maestría artística realmente impresionantes. La acuarela, entonces, no es una simple mezcla de agua con múltiples colores, sino que es una forma de pintar que implica el estudio previo y detallado del entorno para lograr una verosimilitud impecable. En consecuencia, esta técnica, llevada a niveles de destreza como los de Hector Giacomelli, ha logrado materializar la vida, otorgándole detalle, color y belleza.
Bibliografía
Córdoba-Córdoba, Sergio y Claudia Múnera Roldán. “El arte de ilustrar Aves, una breve reseña de la historia del arte en la ornitología”. Boletín SAO Vol. XVII. (julio 2007): 1-9. https://sao.org.co/publicaciones/boletinsao/C_XVII_1__2007.pdf
“Hector Giacomelli”. The Aldine 9, no. 9 (1879): 289–90. http://www.jstor.org/stable/20637629.
Londoño Carder, Catalina. «Ilustración científica. Un puente entre ciencia y arte». Tendencia Editorial UR, no 9 (abril 2016): pp. 18-21.
McKinstry, E. Richard. “From the Archives: Archives, Diplomatics, and French Watercolor Art: a Detective’s Journey”. Winterthur porfolio 37, no. 2-3 (2002): 161–178.
Rojas Céspedes, Carolina, Cristina Rueda Uribe, y Santiago Martínez Medina. “Ilustrar Prácticas Ilustrando Aves. Ciencia y Arte de La Nostalgia Dibujada”. Antípoda, no. 26 (septiembre 2016): 215–22. doi:10.7440/antipoda26.2016.11.
Speelberg, Femke. «Birding at The Met: A Selection of Drawings and Prints». The Metropolitan Museum of Art, 23 de septiembre de 2022. https://www.metmuseum.org/perspectives/articles/2022/9/birding-at-the-met-drawings-and-pints.
[1] “Hector Giacomelli”. The Aldine 9, no. 9 (1879): 289–90
[2] Véase más en: https://www.rijksmuseum.nl/en/collection/RP-P-OB-204.075.
[3] En este caso, debido a la representación tan exacta de las aves, asumo que el artista tiene una búsqueda por hacer de los colores de la obra, los más parecidos a los de la realidad.
[4] E. Richard McKinstry. “From the Archives: Archives, Diplomatics, and French Watercolor Art: a Detective’s Journey.” Winterthur portfolio 37, no. 2/3 (2002): 168, https://www.jstor.org/stable/10.1086/379955.
[5] Catalina Londoño Carder. «Ilustración científica. Un puente entre ciencia y arte,» Tendencia editorial UR, no.9 (2014): 19, https://repository.urosario.edu.co/handle/10336/20576.
[6] Sergio Córdoba y Claudia Múnera, «El arte de ilustrar Aves, una breve reseña de la historia del arte en la ornitología,» Boletín SAO, no 01 (2007): 1, https://sao.org.co/publicaciones/boletinsao/C_XVII_1__2007.pdf
[7]Carolina Rojas, Cristina Rueda y Santiago Martínez Medina, «Ilustrar prácticas ilustrando aves. Ciencia y arte de la nostalgia dibujada,» Antípoda, no. 26 (septiembre 2016): 217, doi:10.7440/antipoda26.2016.11.
[8] Femke Speelberg, «Birding at The Met: A Selection of Drawings and Prints», The Metropolitan Museum of Art, 23 de septiembre de 2022, https://www.metmuseum.org/perspectives/articles/2022/9/birding-at-the-met-drawings-and-prints.
[9] Ibid.